Con un recorrido de 15 años en la industria de la moda, Ana Carolina Valencia continúa fiel a su propuesta de joyería artesanal colombiana. La caleña habló con Diners.
En sus días de colegio, una pequeña Ana Carolina Valencia disfrutaba crear pulseras con botones, escarcha y demás implementos que encontrara en casa. Y mientras estudiaba Administración en la Universidad Javeriana de Cali diseñaba correas con tiras de cuero. En ese momento tal vez no imaginó que para 2018 su talento la llevaría a ser embajadora del diseño colombiano en una conferencia de la ONU.
Ana Carolina Valencia nació en Cali y relata que desde siempre los accesorios fueron su debilidad. A pesar de esto, cuando terminó Administración y Negocios Internacionales y estudió Diseño de Moda, se dedicó a crear prendas de vestir y dejó a un lado las joyas.
“Empecé diseñando ropa. Luego zapatos y vestidos de baño. Estuve en varios proyectos y tuve tienda aquí en Cali. Trabajé en eso casi 10 años, en los que adquirí experiencia y muchos aprendizajes. Pero llegó un momento en el que decidí reestructurar mi negocio y me enfoqué en la línea de joyería”, le narra a Diners la diseñadora.
Esta transformación llegó después del nacimiento de su hija, Emiliana. Hace casi 9 años de aquel inicio de su relación más cercana con la joyería, una relación que le ha permitido cumplir sueños y trazar muchos más, porque -bien lo dice ella- “nunca podemos dejar de soñar”.
Descubrir técnicas ancestrales
Ana Carolina encontró entonces en la filigrana, y en demás técnicas ancestrales, una oportunidad para fusionar su creatividad con la joyería colombiana para crear piezas contemporáneas de la mano de artesanos del país.
“Estábamos acostumbrados a ver los típicos aretes y dijes de filigrana, una técnica ancestral que llegó con los conquistadores. Se usa mucho en países europeos como Portugal y en el Medio Oriente. Yo quería convertirla en una pieza must have ideal para distintas ocasiones”, explica Valencia.

Foto cortesía Ana Carolina Valencia Jewelry.
Primero fue la filigrana, técnica de la cual se enamoró y que, además, hace parte del ADN de la marca hasta hoy. Después fue la esmeralda en bruto, una de las favoritas de la diseñadora, “es un orgullo lucir una joya con una esmeralda colombiana”.
En 2019 comenzó a explorar el tejido de palma de iraca. “Esta es una palma que se cultiva en distintas regiones del país y los artesanos usan las fibras naturales que caen. Artesanalmente las tiñen y luego las tejen. Trabajamos con una comunidad en Sandoná, Nariño. Ha sido un trabajo maravilloso a larga distancia”, cuenta la caleña.
Aunque ha recibido propuestas para industrializar los procesos de su joyería, Ana Carolina Valencia es fiel creyente del trabajo artesanal hecho a mano y del talento de su ciudad natal. “Esta es una marca colombiana, hecha en el país por joyeros y artesanos colombianos con trabajo justo”, dice.
Tropicalia, ciudad de tesoros
Tropicalia es el título que lleva su más reciente colección, una serie de piezas que se inspiran en la llamada sucursal del cielo. “De Cali me inspiran sus colores, sabores, su música y sus paisajes. La colección es un llamado a sentirnos orgullosos de nuestras raíces, a apreciar nuestro entorno y a agradecer cada día por las bendiciones”, afirma.
A través de cinco cápsulas, Ana Carolina Valencia lleva la herencia alegre y tropical de Cali con piezas versátiles y atemporales pensadas para usar en diferentes ocasiones del día. Tropicalia es un abanico de trabajo con materiales como la filigrana, perlas de swarovski y cabujones turquesa, además de nácar blanco y abalone.

Valeria Morales, ex Señorita Colombia, es la modelo de Tropicalia. Foto cortesía Ana Carolina Valencia Jewelry.
Valencia lanzará en marzo la quinta cápsula de Tropicalia, que responde a la temporada primavera-verano 2021, bajo el tema Tropicals fruits. Las siluetas de la colección evocan figuras circulares en argollas, aretes, anillos, brazaletes y collares, una forma de compartir su pensamiento de que “todos hacemos parte de un círculo y estamos conectados”.
“Es completamente versátil, flexible e invita a renovarnos cada día con piezas atemporales, que dentro de cinco años seguirán vigentes porque no siguen tendencias. Además, con la cualidad mix and match, una misma pieza te permite usarla de diferentes maneras, intercambiando y creando nuevas combinaciones”, explica.
Joyería colombiana por el mundo
Con 15 años de recorrido en la moda colombiano y 8 en las joyas, para Ana Carolina Valencia cada creación sigue siendo un desafío. “Cada que voy a armar una colección es un gran reto porque para mí es importante mantener la esencia de mi marca”, asegura.
Su nombre se ha convertido en referente para la industria del país, que según la diseñadora, vive un momento sinigual.
“El mundo tiene el radar puesto en el diseño colombiano debido a tantas marcas que han logrado posicionar sus productos afuera. Por eso es momento de dar a conocer todo el talento que hay en el país. Lo importante es tener estrategias de comunicación y de posicionamiento, además de mantener la calidad, el servicio al cliente, la sostenibilidad y el trabajo justo con todas las personas que hacen parte del proceso de producción”.
Actualmente sus productos se encuentran en más de 15 países y ha expuesto su propuesta en ferias internacionales como el Latin Curated, en Madrid, Designers Playground Showroom en París, ByMirbad en Abu Dhabi, Bride Show en Dubai y Coterie en Nueva York.
En el marco de la conferencia de mujeres empresarias “Nosotros los pueblos buscando juntos soluciones globales a los problemas globales”, realizada por la ONU en 2018, la caleña fue seleccionada junto a otras 9 diseñadoras para presentar su trabajo.
“Es un orgullo muy grande ver cómo las personas admiran el trabajo hecho a mano y el diseño colombiano. El trabajo de los artesanos es maravilloso y las personas se sorprenden de saber que es hecho a mano, me pasó en Medio Oriente, por ejemplo”, recuerda.
“Era un sueño ver mi marca participar en ferias internacionales, ver a celebridades como Alejandra Azcárate, Laura Tobón, Goyo y Juana Acosta usar mis piezas. Pero me faltan muchos sueños más por cumplir, como seguir posicionando mi marca en el mercado internacional. Es que nunca podemos dejar de soñar”.
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